Letras tabasqueñas

Justicia para las mujeres

Hace poco tuve necesidad de hacer un viaje de un fin  de semana, así que me dirigí a una de las librerías de la ciudad, buscando un libro ligero y liviano para leer en esos días. Ligero en cuanto a su facilidad de lectura y liviano por el peso ya que sólo llevaría equipaje de mano. Por lo pronto decidí que los cuentos serían la mejor opción y ya con esa idea fui hacia la sección de los productos tabasqueños (consuma lo que el estado produce, me dije). Ahí encontré la colección de cuentos de Soledad Arellano Hablando de mujeres y traiciones… (Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco. 2010), quien reunió en apenas 105 páginas, 21 narraciones que me dejaron un agradable sabor de boca y, por eso mismo, se los recomiendo.
Soledad Arellano Quintanar, según el Diccionario Institucional de la UJAT, tiene como pecado original la Odontología, pero parece que recapacitó a tiempo y gracias a esa decisión, podemos ahora disfrutar de su trabajo como narradora. Aunque es la primera vez que leía yo su trabajo cuentístico (todos menos uno) pude ver la sobriedad y madurez de sus textos; me parece que ha habido bastante trabajo en su confección y que las frases se han pulido con esmero y meticulosidad. No hay palabras de más, tampoco hay ahorro de ideas ni una artificial brevedad: está lo que tiene que estar.
Como su nombre lo indica en esta colección se habla de mujeres o, mejor dicho, hablan las mujeres. Aunque no hay muchas traiciones sí encontramos la problemática femenina expresada a través de diversas protagonistas. Los estilos son diversos pero la voz narrativa es indefectiblemente una sola en donde predomina el humor, la levedad, la agudeza y varios remates sorpresivos para dejar una sonrisa en el lector al terminar cada cuento.
Las historias, en su mayoría, están centradas en situaciones cotidianas pero contienen ese sesgo de extracotidianidad que resalta lo fantástico en un mundo ordinario; los personajes viven vidas normales y hasta aburridas pero un día sucede lo inusual, lo extraño y se salen de sus rutinas para terminar en algún punto inesperado. Con una prosa amena y de fácil lectura, el lector es enganchado casi inmediatamente para seguir avanzando en el texto sin saber a ciencia cierta hacia donde nos va a llevar Soledad Arellano, aunque podemos predecir que habrá un final feliz… al menos para el lector.
La escritora domina la técnica del cuento, cuida los detalles y su manejo del lenguaje es impecable; inclusive podría decirse que es perfeccionista. Una autora que pule sus textos hasta que brillen y a veces hasta que deslumbren. Se aprecia el profesionalismo del trabajo, conclusión lógica si uno lee en la solapa del libro que ella “ha trabajado en periodismo cultural” además de que ha impartido cursos y talleres sobre redacción y literatura. Sus personajes cubren una amplia diversidad de caracteres, en los cuales es posible encontrar la universalidad a través de las particularidades. No se habla de tiempos ni lugares específicos, los eventos suceden en ese ámbito ficticio donde todos podemos estar en cualquier momento.

Un veloz recorrido a través de los cuentos.
Mi amado amadísimo abre la antología. Es una breve historia que se lee con fruición gracias a su ritmo ágil, alegre y hasta juvenil. La narración le permite al lector intuir que existe un conflicto soterrado, hay pistas y atisbos que nos van llevando hacia un final irremediable. Aquí vemos a la mujer impulsiva y controladora que busca desesperadamente un final feliz.
En Intuición femenina encontramos a la mujer ambiciosa y sin escrúpulos en una historia de humor negro. El cuento Viernes es una pequeña joya de la colección: la mujer madura e ilusionada que, a pesar de que todo parece ir en su contra, se atreve a soñar hasta recibir un rayo de cruda realidad que la despierta con brusquedad y la desarma de tal manera que simplemente “dejó la sonrisa sobre el tocador para que mañana la sacuda la sirvienta.”
En Un día muy largo, Soledad nos traslada al campo donde la mujer oprimida, desesperada y taimada busca una salida a su problema (“y las ganas de llorar le crecieron”). Es la historia de la mujer que lucha en silencio mientras ruega a su virgencita por un milagro. Una tragedia que, paradójicamente, deja un buen sabor de boca. El karma es el karma es una narración en primera persona que usa el género epistolar para desarrollarse. En ésta Viviana, la mujer inteligente, moderna, ansiosa por vivir le explica a Armando cómo llegó hasta donde ha llegado. El lector puede percibir la cara risueña de la protagonista a medida que va escribiendo su verdad. En las pocas frases del relato breve Esas tardes, vemos a una mujer abandonada que pasa de la molestia a la conformidad para terminar en la tristeza. Una rápida visión a las mutaciones de que somos capaces a medida que nuestros pensamientos van descubriendo nuevas rutas.
Freud o la virgen es la historia de una mujer insatisfecha sexualmente que tan solo deseaba una buena cogida. La partida nos relata el último pensamiento de una mujer que ha perdido la ilusión de un amor, antes de irse a buscar “tristezas diferentes.” El cuento Una señora decente trata precisamente de una mujer decente, muy recatada, hija del Verbo Encarnado, víctima de toda la parafernalia que acompaña a esta posición, pero con la imperiosa “necesidad de tener un buen recuerdo para sobrevivir a las tardes de lluvia.” No se lo puede usted perder. El recuerdo es más una reflexión sobre como los recuerdos cambian junto con nosotros. Aquí vemos a la mujer que añora.
Hay un cuento llamado Un poco de magia, donde una mujer ordinaria que forma parte del montón, sueña con el amor perfecto. Un poco de los hermanos Grimm, otro poco de Arreola, pero sobre todo algo de fantasía y magia. A la mitad del volumen, encontramos el cuento Intermedio. La mujer casada, aburrida del matrimonio, que se topó con una trampa a la mitad de su vida para luego encontrar, de repente, “una sonrisa de esas que le cambian la vida a una mujer.” La mujer que juega con la idea de un nuevo amor, joven y prohibido hasta llegar a un final frustrante, para ella… y para su marido. Búsqueda: una bella pieza de prosa poética que en tan solo dos páginas se colma con frases concentradas de significado: “Repasé todas las nostalgias guardadas en las gavetas”, “seguí buscando… entre las mañanas distraídas por un sueño…”, “hice una reminiscencia del sonido de mi nombre en las voces que me conmovieron”, “me volví a probar todas las sonrisas…”. Muchas y diversas formas de hablar de la nostalgia, la añoranza y los recuerdos de un tiempo ya ido. De lo mejor de la colección.
Casi al final, nos encontramos con varios cuentos cuya temática principal es la muerte y la vida después de ella: Alguna realidad (la mujer solitaria que juega con la realidad virtual hasta que la virtualidad la alcanza); Crimen pluscuamperfecto (ejercicio literario con una estructura en abismo que nos recuerda vagamente a Cortázar); Los huéspedes (la mujer atrapada con sus fantasmas que además no sabe cómo deshacerse de ellos); Zona vigilada (otro cuento de muertitos parlantes con la novedad que hay un protagonista masculino, aunque esté bien muerto); El señor ministro (otro político muerto que, por su mal comportamiento en vida, es enviado directamente con su “chingada madre”). La colección termina con el relato, en primera persona, Yo no quiero justicia: a través de una carta, escuchamos la emotiva narración de un desheredado que encuentra una peculiar forma de justicia para resarcir toda una vida de injusticia. Uso excelente del lenguaje para terminar el libro con una buena dosis de humor negro claro.
No sé muy bien qué es el mentado “eterno femenino”, pero estoy seguro que uno puede comprender este concepto cabalmente después de leer el libro de Soledad Arellano. La sicología femenina descrita a través de viñetas que se adosan, una tras otra, en la imaginación del lector hasta formar un collage fresco y moderno del mal llamado “sexo débil.” En todos los cuentos hay un implícito deseo de justicia para la mujer, de emparejar un poco el terreno para que este mundo sea más equitativo; pero las motivaciones de género –si es que las hay–, en ningún momento sacrifican el valor literario de la obra, que se mantiene siempre en un plano elevado.
Después de haber disfrutado de estos cuentos, quedé muy agradecido con Soledad Arellano y sólo me resta felicitarla por haber cristalizado este esfuerzo y espero, muy pronto, encontrar algún otro texto salido de su laptop.

Comentarios

  1. Ya lo leí, con un poco de batallas con la internet que se iba y regresaba, pero me gustó

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  2. Yo tuve la grata experiencia de leer el libro de Soledad Arellano, debo confesar que es uno de los libros escrito por mujer, que habla de mujeres y probablemente también para mujeres, que me ha dejado un grato sabor de boca, desde luego los libros de Marcela Serrano son sin lugar a dudas también muy agradables, pero Soledad Arellano con sus cuentos cortos, nos hace sentir (a las mujeres), recordar, odiar, desear no parecernos a algunas de las protagonistas, y sobretodo identificarnos en uno o varios de estos cuentos.
    Al leer en este blog el análisis realizado por un hombre, me doy cuenta de la gran diferencia en lo que se refiere a su percepción, trata de entender, analiza, razona, percibe y me agrada ese gran esfuerzo por tratar de adentrarse en ese fabuloso mundo femenino, lo que para nosotras, es mucho más sencillo.
    ¡Felicidades Manuel, me encanta, una vez más, leerte!
    Y a Soledad "gracias por tus cuentos", principalmente por el titulado "Búsqueda", es una delicia.
    Laura Chávez

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  3. Maestro Manuel, me da mucha alegría poder leerlo más frecuentemente por acá y conocer esta faceta de reseñista que no le sabía. Por cierto, ¿qué viernes se anima a venir al cafetín y dar una charla? Me daría gusto que así fuera, y más para poder platicar con un café de por medio.

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